+34 644 987 016 | info@jplopezpsicologo.com

Cómo empezar a controlar la ansiedad: claves para calmar la mente

La ansiedad aparece sin pedir permiso. A veces se instala poco a poco, como una sensación difusa de inquietud. Otras veces irrumpe con fuerza y lo descoloca todo. En cualquiera de los casos, aprender a controlarla no significa eliminarla del todo, sino saber qué hacer cuando aparece.

En este artículo te explico de forma sencilla qué es la ansiedad, cómo identificar sus síntomas y qué herramientas puedes empezar a usar para recuperar el equilibrio y sentirte mejor.

 

1. ¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que interpreta como amenaza. El problema aparece cuando esa respuesta se activa sin que haya un peligro real. Es como si el cuerpo tuviera un sistema de alarma que salta con demasiada facilidad.

En pequeñas dosis, la ansiedad puede ser útil: nos activa, nos prepara. Pero cuando se descontrola, puede afectar seriamente a nuestra salud física, emocional y relacional.

 

2. Cómo se manifiesta

Los síntomas de ansiedad pueden ser muy variados. Algunos de los más comunes son:
– Palpitaciones, tensión en el pecho o sensación de ahogo
– Pensamientos que no se detienen, catastrofistas o repetitivos
– Dificultad para dormir o descansar
– Sensación de estar en “modo alerta” continuamente
– Necesidad de tenerlo todo bajo control

Cada persona puede experimentar la ansiedad de forma diferente, pero lo que suele coincidir es la sensación de estar sobrepasado por lo que se piensa o se siente.

 

3. Cómo empezar a controlarla

Controlar la ansiedad no significa eliminarla, sino aprender a relacionarte con ella de una forma menos dañina. Algunas herramientas eficaces pueden ser:
– Respiración consciente: Respirar profundo, lento y de forma rítmica ayuda al sistema nervioso a salir del modo alerta.
– Reestructuración de pensamientos: Identificar las creencias que te generan ansiedad y cuestionarlas.
– Movimiento físico: Caminar, hacer ejercicio o simplemente moverte ayuda a descargar la tensión acumulada.
– Organizar rutinas: Tener una estructura básica diaria puede ayudarte a sentir más estabilidad.
– Pedir ayuda profesional: Un psicólogo puede ayudarte a trabajar el origen de tu ansiedad y darte herramientas adaptadas a ti.

 

4. El cerebro también necesita entrenamiento

Imagina que tu cerebro es como un músculo. Para que funcione de forma eficiente cuando lo necesites, hay que entrenarlo.

Igual que no esperas levantar 100 kilos si nunca has ido al gimnasio, no esperes calmar tu mente si no has practicado antes.

Por eso es importante que practiques técnicas de relajación o gestión emocional incluso en momentos de calma. Cuando llegue una situación que dispare tu ansiedad, tu cerebro sabrá por dónde tirar porque ya ha recorrido ese camino antes.

La constancia es más importante que la perfección. Un minuto al día es mejor que nada. Lo fundamental es enseñarle a tu cuerpo y a tu mente que hay otras formas de estar, más suaves, más seguras.

 

5. Si sientes que no puedes con todo, pide ayuda

No hay medallas por aguantar en silencio. Si llevas tiempo sintiendo ansiedad y no sabes por dónde empezar, o si ya has intentado cosas y nada parece funcionar, quizás sea el momento de dejarte acompañar.

La terapia no te cambia: te devuelve a ti.